viernes, mayo 18, 2012

Doppelgänger

Tiene nombre alemán, lo cual me atrajo desde el principio. El local es bonito, elegante, tenuemente iluminado, en la esquina de Garay y Bolívar. Al lado de donde vive Lisa. Pero yo hace tiempo que lo conozco, estuve varias veces con Nick, mi amigo irlandés que puede tumbar a cualquiera bebiendo, vascos incluidos.
El dueño es un pedazo de barman. No sólo te hace el mejor cocktail, el que necesitas en cada momento, sino que cada frase que dice es de película. Por ejemplo, hoy me sentía solo y fui a tomar cocktails de ginebra. Ví a una chica que me gustaba, gesticulante, morena, atractiva y enfundada en un abrigo rojo. Cuando le pregunté: ¿Quien es la chica del abrigo rojo? me contestó: " ¡una clienta!" No sé si yo estaba borracho o qué pero me pareció la mejor respuesta que alguien discreto te puede dar. La típica respuesta que no dice nada más que "¡no te voy a decir nada porque soy un profesional!
"El Doppelgänger es de esos bares internacionales, como el que tengo al lado de casa en Berlín. Un auténtico lujo!
¡Buenos Aires es mucho!

No tengo talento para la infelicidad.

Ayer fui al hotel AC Recoletos a escuchar a la divina Flavia N, cantante carioca que lleva en España 23 años y que ahora regresa a Brasil "para no deprimirse". Entre canción y canción decía unas cosas muy profundas y divertidas sobre la vida y las relaciones. Cuando después del show estuvimos hablando, dijo una frase espectacular: "no tengo talento para la infelicidad." Quería decir que era incapaz de ser desgraciada, de ser negativa, incluso cundo las cosas no iban como ella quería. Es una cantante dulce con un ritmo increíble, y mientras canta toca el triángulo y varios instrumentos de percusión, algunos de ellos atados a sus tobillos. La gente que llenaba el precioso saloncito no paraba de hablar y se hacía realmente difícil seguir los matices del show. En muchas ocasiones otras personas y también yo hacíamos el típico "Shhhhhhh!" para ver si por lo menos hablaban bajito... Cuando, harto ya de tratar de hacerlos callar me enfadé y les grité que se callaran, me contestaron:"¡Pues si no oyes bien ponte los cascos!" ¿Porqué la gente va a los conciertos a hablar, habiendo mil bares para hacerlo? ¿Porqué cuando te quejas, en vez de excusarse se ponen agresivos?¿Porqué se grita en vez de susurrar al oído en los conciertos? El otro día en el concierto de James Taylor en La Riviera pasó igual. La gente hablaba todo el rato, me destrozaron momentos como "Fire and Rain". Te quejas y hablan más, y nás fuerte, para joderte. En fin, a veces parezco Javier Marías, pero menos mal que me voy hoy a Buenos Aires porque yo ya no voy a ir a más conciertos en España. Si acaso a los míos. Besos a todos